María Cano
Un Sin Fín
19 Ene “De una manera insólita, María Cano nos ha acostumbrado ya, sobre el
papel o en su labor de escultora diríamos que en miniatura, a una muy
particular aleación de las figuras procedentes de los mundos más realistas y
domésticos con esa especial limpidez purista, plana, recortada que es propia de
la abstracción más desnuda. Y así es como uno entra al universo de María Cano
casi de puntillas, temiendo quebrar esa especie de inocencia —a veces casi
humorística— o de fragilidad creada por la artista. Uno queda prendido en la
incertidumbre producida por la simultaneidad de dos cosas en principio
opuestas, la exactitud y la ilegibilidad.
María Cano gusta del humor y la ironía de lo más cotidiano, lo más diario, y de ahí proceden gran parte de sus seres y sus extraños objetos. Sin duda ama su trabajo, “pues es amor aquello que aún puedes traicionar”, pero también ese mundo cercano, el de la casa, el de la familia, el de los días de trabajo. Así se nos desvela un universo raro y muy familiar a la vez.
De forma silenciosa y constante, casi sin hacer ruido, ha sabido hacerse su propio hueco acercándose a la inefabilidad de lo que podríamos llamar una poética de la vida cotidiana.”
– Feliciano Novoa
María Cano gusta del humor y la ironía de lo más cotidiano, lo más diario, y de ahí proceden gran parte de sus seres y sus extraños objetos. Sin duda ama su trabajo, “pues es amor aquello que aún puedes traicionar”, pero también ese mundo cercano, el de la casa, el de la familia, el de los días de trabajo. Así se nos desvela un universo raro y muy familiar a la vez.
De forma silenciosa y constante, casi sin hacer ruido, ha sabido hacerse su propio hueco acercándose a la inefabilidad de lo que podríamos llamar una poética de la vida cotidiana.”
– Feliciano Novoa